Sus traducciones del rumano al español fueron en primer lugar opciones estéticas personales y muestras de generosidad por las que siempre seré agradecido a Joaquín Garrigós Bueno.
“Yo era princesa, tú eras príncipe.”
Sí, amada mía, eras princesa
Mi princesa...
Yo...
no sé lo que era. Los dos, en el sendero del jardín
En el corazón del verano
Vestidos en frutas
En sazón “Yo era princesa – tú venías
Y pedías mi mano.”
Así es, amada mía, pedía tu mano...
Es lo que tenía que hacer.
Los dos, pies descalzos,
A lo largo del verano “Yo era princesa, mi padre era
El Rey...”
¡Oh! ¿Sí?
Claro, amada mía, tu padre era el Rey...
Pero yo no te creí “Te ponía a prueba
Tenías que conquistarme
Que vengas a caballo, a galope
Que cojas el anillo.” Sí, amada mía, tenía que conquistarte
Mas...
No sé por qué,
No lo hice. Tus pechos empezaban a brotar...
y nuestras vacaciones estaban por acabar “Yo era princesa – tú tenías
Que matar al dragón.”
Sí, amada mía, tenía que matar al dragón
Pero...
tuve miedo. “Yo era princesa – tú eras príncipe”... ¿Era yo príncipe? ¿Eras tú princesa?
¿Cuándo fue esto, amada mía en cierne?
¿En qué pasado que todavía no llegó?
¿En qué futuro que ya pasó?
________________
*Publicat în Ágora , nr. 32, număr dedicat memoriei lui Joaquín Garrigós Bueno. Traducere de Anca Ștefana Nițulescu